No puedo escribir, tengo las manos presas. No me permites ni verso ni prosa. Atrapaste mis manos en el arcoíris de tus ojos y allí presas están, no te permites abrir los párpados. No puedo escribir sin tu luz y tengo las manos estropajosas, me las mueres en la oscuridad de la noche. Me sobra papel y el lápiz sigue afilado pero me falta la luz de tu mirada. Sí, tengo las manos estropajosas. Al igual que siente una gacela sin patas o un azor sin alas me siento yo cuando no puedo escribir. Por todo esto he decidido suicidarme epistolarmente, de manera fulminante y eficaz. Quédate con mis manos, mis agostados lápices y esa montaña de papel en el cajón. Yo me quedo con lo único que siempre tuve y que jamás podrán quitarme. Me quedo con las cenizas de mis ilusiones, con ellas puede que un día pueda dibujar un nuevo beso.
Sí, estropajosas…

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, antes de hacer tu comentario piensa que lo pueden ver niños, aparte de que puedes destrozar mi ego. Así que te ruego te abstengas hacer comentarios obscenos. Gracias.