Cientos
de veces me pusiste la cara colorada
y
con el sol quemaste mi pequeña figura alada.
Vestido
de negro me pusiste en ocasiones,
en
otras, tuve que tragar algunos marrones.
Me
dejaste en blanco con tus varios desatinos.
Gracias
por el traje, nunca me quitarás el trino.
Sí,
colorido, silvestre, locuaz, payaso, soy jilguero.
Mátame, si pretendes que deje de ser lo que quiero...

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