La
casa huele a humedad,
y
yo, apesto a vacío.
Los
muebles todos callados,
los
cristales rotos, ausentes.
Duelen
los gritos de tanto silencio,
tratando
de encontrar algo familiar.
Me
ahogo en suspiro sordo, triste,
no
sé en qué lado registrar.
Esta
ya no es mi casa, estoy de más,
adiós
vida, hasta siempre soledad.
Sí,
la casa huele a vacío,
y
yo, yo apesto a humedad...

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