La carpintería es un arte equiparable a
la poesía.
Cuando cortas la madera ésta se resiente,
se duele
cuando la cepillas y luego la llenas de
clavos. La
suavizas, con esmero, cuando le pasas
la lija. Sí,
un carpintero es un poeta. En mi caso,
mi primer poema
fue la cuna de mi hija. La poesía
resultante puede ser
buena o mala. Eso sólo lo podrán decir
el serrín que cayó al suelo y las astillas
enquistadas en mis manos…