Cientos de hojas muertas, el banco mudo. Me cuentan historias que nunca serán escuchadas ni sentidas. Las huelleo con una mezcla de felicidad y tristeza. La paz del solitario que madruga y muere en el silencio. Llueve, qué más da. Sólo me mojo por dentro. No molestar a los muertos, dejadlos descansar. No he podido resistir la tentación de sentarme. He cogido una hoja, tras besarla la he soltado de nuevo. Le he deseado un feliz descanso y he seguido caminando... sosegado...