(Recapacitando
en voz alta)
Llevo
durante bastante tiempo recapacitando sobre las catástrofes y
crímenes que azotan nuestra sociedad, nuestro mundo. Hace unos días
estuve a punto de vomitarlo todo pero, por respeto al dolor
generalizado por la desaparición del niño Gabriel, me reprimí. Os
puedo asegurar que con la noticia de la aparición de su cadáver me
rompí totalmente, cosa que no llegué a sentir ni siquiera con la
muerte de mi propio padre.
Pero
hoy quiero recapacitar, e invito a cualquiera a hacerlo, sobre este
tipo de noticias. La gente se ha echado a la calle, unidos por el
dolor, para buscar al chico y luego para lanzar su ira contra la
detenida. A diario mueren miles de niños en el mundo por hambre,
enfermedades y bombas desquiciadas. Esos niños de desconocidos
nombres están lejos, no nos afectan. Los pensionistas y las mujeres
se manifiestan en pro de sus derechos, cosa que aplaudo, pero nadie
se echa a la calle por las guerras lejanas, ¿para cuándo una huelga
general a nivel mundial en contra de la guerra?
Por
otro lado decir, que los asesinos y violadores también tienen
familia, y sufren la ira de la gente, les señalan, les vejan,
incluso hay familias que tienen que dejar sus domicilios, el lugar
donde nacieron. No tiene que ser fácil vivir así, algunos padres de
estos asesinos llegan a pensar que son culpables de los actos de sus
hijos, que no han sabido educarlos, sufren por ello. A partir de
ahora tienen que luchar entre tener que aceptar que son padres de un
asesino y no olvidar, por otro lado, que son padres, simplemente.
Algunos de estos asesinos o violadores, también estaban casados y
tenían hijos, hijos que ahora serán señalados en el colegio, en la
calle, etc. Dejarán de ser niños y mujeres anónimas para pasar a
ser los hijos y mujeres de un asesino.
No
voy a negar que los padres son los encargados reales de educar a su
descendencia, padres y familia en general son los encargados de
construir una sociedad sana, desde la cuna. Mas en cualquier lugar
surge la mala yerba. Un campesino labra, siembra, riega y abona un
campo de girasoles. A todos trata y cuida por igual, sin embargo hay
plantas que no crecen al mismo ritmo, otras crecen dobladas y algunas
mueren antes de florecer.
¿Qué
culpa tiene el campesino?
Pido,
desde este mi loco muro, que recapacitemos, que miremos más allá de
nuestra propia calle o pueblo. Que somos parte de este mundo y por
tanto nos debemos de preocupar de él entre todos. Sí, la familia y
los amigos de los malos son "LOS GRANDES OLVIDADOS", y
sufren también, porque son humanos.
De
todo lo acontecido durante estas dos semanas, me quedo con las
palabras de la madre de Gabrielillo:
"POR
FAVOR, NO PROPAGAR LA IRA, MI PESCAÍTO ERA TODO AMOR Y NO DESCANSARÁ
VIENDO TANTO ODIO, QUE SU MARCHA SIRVA PARA VER CÓMO CRECE EL AMOR
EN EL MUNDO".
Increíbles
palabras de una mujer a la que le acaban de arrebatar su único hijo.
De
esas palabras sí que se sentirá orgulloso tu hijo. Has dado una
lección tremenda de amor a los que la hayan querido ver.
El
odio genera odio, el amor, más amor.
Álvaro
Caputto Ruiz