No puedo soportar que la gente tire letras al suelo. No sé qué me molesta más, si verlas rotas y tiradas o ver el piso sucio. No comprendo cómo llegan a caer ni con qué intención las desechan. Con paciencia las barro haciendo montones y trato de limpiarlas. Hay letras bonitas e inmaculadas. A mí, personalmente, me gustan mucho más las rescatadas, aquellas que estaban destinadas a morir pisoteadas. Aquellas que reciben una segunda oportunidad son las más agradecidas. Reciclar letras olvidadas y crear con ellas nuevas palabras es ahorrar tinta y dolor…
1 comentario:
Magnífico este texto. Me encantará coleccionarlas también. Abrazos, mago...
dolors
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