Érase una vez una bandada de jilgueros, compuesta por catorce ejemplares de ambos sexos. Un buen día, una docena de ellos, decidieron pintarse las plumas para parecerse a los ruiseñores, incluso aprendieron a cantar como ellos. Cuando lo consiguieron, al volar de nuevo en bandada, los jilgueros auténticos, los que no se disfrazaron, eran "los raros". Yo soy uno de ellos, canto, vuelo y tengo los colores que la naturaleza me otorgó. Sí, soy una rara avis... Y MENCANTA!!!
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