Cuando ya no te escriba como antes y ya no sea la misma persona, espero que recuerdes que siempre estuve pendiente de ti. Ahora tengo ya 87 años, me tiembla la mano, me duda la voz y no sé quién eres. No entiendo nada, pero me gusta que me sonrías al pasar, que me saludes. Aunque yo no te recuerde, recuérdame tú...
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