Yo también me compré un velero, como el Perales,
y también le puse de nombre, Libertad.
Se hundió a los dos días, yace entre corales,
atado a su sonrisa quedé, quebrado por la mitad.
No tuve tiempo de pintar estelas en la mar,
ni gritarle a las olas con diez cañones por banda,
ni a las golondrinas enseñarles a amar,
sí, te recuerdo Alfonsina… ¿o quizás eras Amanda?
Me pierdo en la memoria, ya son demasiados años,
la blanda arena se convirtió en dura e ígnea roca,
apenas puedo caminar, me gritan los daños,
mi velero, ya apenas un pecio, quedó en tu boca…
Y se manchó, na nanai, na nanai...
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