lunes, 27 de marzo de 2023

¡Vagamundos al tren!

 

Era un niño de apenas diez años, de recién adquirida rebeldía. Un niño que no entendía el mundo que habitaba y mucho menos aún el que le habitaba. Tenía de todo lo que no necesitaba. Un niño que prefería dormir sobre un redor de esparto, pese a sus pantalones cortos, y que tenía el horario del sol. Le gustaba oír el canto de los pájaros, saborear los colores de los simpáticos jilgueros en vuelo. Un niño que disfrutaba escuchando los sonidos del silencio. La libertad del viento y la lluvia. Alimentarse de lo que el campo o el mar le ofrecían. Beber agua fresca de aljibe con sabor a soga mojada. Era un aprendiz de vagamundo que sólo era capaz de dormir en lugares sonoros, ya sea rodeado de bravas olas o de escandalosas tormentas. Un niño al que no le gustaba leer cuentos, prefería diseñarlos y vivirlos. Disfrutaba sentándose en las vías del tren, soñando increíbles viajes para los que no se necesitaban raíles. Un solitario rodeado de aromas que amaba sobremanera su libertad. Nunca deseoso de un colchón de plumas en una cárcel de oro. Es cara la libertad, como todo lo bueno y él, él siempre quiso lo mejor… Pasan los años y su vida se va llenando de arrugas. Es la única manera de que le quepan más versos en su piel. Se apaga el día, se encienden los sonidos de la oscuridad…

¡Vagamundos al tren!

No hay comentarios: