jueves, 22 de junio de 2023

Donde pongo el ojo, pongo la balada...

 

Desde que tengo uso de la sinrazón me he considerando un cazador de versos. Nunca me gustaron los versos de granja, esos criados sin apenas moverse. Yo soy más de los que persiguen y acechan a los versos silvestres o salvajes. Me gusta observarlos en libertad tras días huelleándolos, cebarlos hasta ganarme su confianza. Cuando ya los tengo encelados, saco mi pistola y apunto tranquilamente, casi con regocijo. Siempre mirando al corazón, para que el disparo sea certero. Una vez abatida mi presa las llevo a casa. Allí las miro cuidadosamente para comprobar que no tienen ninguna letra dañada. Después les hago radio y grafías y, posteriormente, las devuelvo al bosque…

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