La flor de la esperanza sufre los rigores del tórrido calor del desierto y lo hace en soledad. Menos mal que en la noche la resfresca la ilusión de un mañana donde será alimentada de nuevo por las lágrimas del rocío.
Tres meses ya, tres, sufriendo tu cercana ausencia y su lejana presencia. Ando cada vez más triste y desolado. La luz que siempre me acompañó lleva bastante apagada. Cada vez más desnudo y hambriento pero también cada vez con menos apetito. No sólo duele el dolor, también duele el olor. El aroma de una flor y el color de una sonrisa. Ya no me queda quién me ria mis cosas, sólo dolor por doquier.
Los números cantan de nuevo. El alzamiento de Franco fue tal día como hoy del año 1936 y Estados Unidos reconoció el nuevo gobierno el 2 de abril del año 1939. Bien, sumemos las cifras de ambas fechas:
18 07 36 + 02 04 39 = 20-11-75.
¿Os suena la nueva fecha obtenida?
Resulta que cuando sonreía le sonreía a él.
Los mensajes que yo anhelaba eran para él.
Cuando cantaba le cantaba a él.
Cuando lloraba las lágrimas eran para él.
Cuando se despidió de él, el adiós fue para mí.
Desde entonces he perdido la sonrisa y las
ganas de cantar. Mis lágrimas no las quiere nadie y el mensaje está en la botella.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche pero para qué perder el tiempo si ya lo hizo don Pablo. Así que los dejaré de escribir y me dedicaré a, simplemente, soñarlos de nuevo.
Como un estadio vacío donde no se celebran los goles ni se le grita al árbitro. Con su verde césped amarilleando ya por zonas y sus porterías casi sin color. Como un estadio vacío. Impresiona el silencio en tan grande recinto, ese palco ausente y los marcadores inanimados. Como un estadio vacío.