sábado, 17 de noviembre de 2018

A veces...

A veces despierto escuchando el sonido de la máquina de escribir de mi padre. Otras veces es a mi madre a quien escucho teclear, pero entonces el sonido va acompañado siempre de su voz, llamando a alguno de nosotros. Otras veces despierto oyendo el jolgorio de mis enanas con sus cantos y juegos. A veces despierto sintiendo el calor frío del otro lado de la cama. Es entonces cuando soy consciente de que estoy semidesnudo y la casa demasiado callada. Nadie coloniza mi parte de la manta. Entonces no me queda más remedio que levantarme y asirme a la pluma que, por suerte, alguien dejó olvidada, hincada en mi nido lleno de vacío...