martes, 26 de febrero de 2013

Noche de infortunio, plenilunio...

Noche de luna llena, aunque algo vacía.
Noche fría, oscura y lejana, muy lejana.
Noche ausente, tremendamente sorda.
Noche triste, devoradora de imágenes.
Noche desnuda, sin piel ni huellas.
Noche de silencio en grito, profunda.
Noche de lluvia, carente de nubes.
Noche interrogante, sin respuestas.
Noche de infortunio, plenilunio.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Tristes naranjos callejeros...

Tristes y amargados están los naranjos callejeros de mi ciudad. A pesar de la contaminación que les ofrecemos ellos nos regalan cada primavera su blanco y aromático azahar. Se dejan clavar en sus troncos toda clase de publicidad, sin rechistar. En fiestas dejan invadir sus ramas por luces de colores, casi nunca acertadas. Con esfuerzo, sin ningún tipo de ayuda, nos regalan miles y  miles de naranjas de gratuita manera. Naranjas que nosotros les arrancamos de manera bestial, dándoles tirones salvajes que arrastran tanto fruto como ramas. Naranjas desinteresadas que nosotros desechamos sin valorarlas. Tristes naranjas que, mezcladas con azúcar, podrían convertirse en zumo o mermeladas, como antaño. Sí, tienen nuestros callejeros naranjos motivos para estar tristes…

Tiene frío mi voz...

Tiene frío mi voz, y tú no estás. Mis manos heladas están, anhelando el forro de tu piel. Mis piernas andan con el síndrome de las piernas inquietas,  deseando ser atadas por las tuyas. Mis ojos navegan ciegos en la oscuridad, esperando ser iluminados por los tuyos. Mis secos labios mueren de sed, deseando beber de los tuyos. Sí, necesito beber tus besos aunque, lejos de calmarme, me provoquen un afán aún mayor. Acá te espero, tendido, con los cristales rotos. Ven y tápame la voz...

domingo, 3 de febrero de 2013

Berso dormido...

Esta madrugada, aún en la cama, traté de escribir un berso a oscuras. Fue imposible. Al encender la luz, me di cuenta que el papel estaba pintarrajeado de carmín. Asombrado, me giré y miré a mi mujer. Tenía escrito un verso en los labios y sonreía. Aún medio dormida me dijo:
- Sigue escribiéndome pero no hagas mucho ruido, aún tengo sueño.
Acto seguido me bersó y siguió durmiendo...