Se desnudó en mis manos, me desnudé en sus ojos. Me vistió con sus labios, al poco, me desnudó de nuevo con sus palabras. Su piel tatué a besos, de sus besos ando marcado. Aún me suenan sus palabras, aún saboreo las que no dijo. Huérfano ando de su luna, huérfano de su aliento.
Qué difícil es ponerle color a sus besos.
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