viernes, 31 de agosto de 2012

Tu viejo y negro sillón...

Y por fin me traje a mi vacío salón
tu viejo, negro y desnudo sillón.
Jamás he visto mejor decoración,
un solo mueble, llena la habitación.
Cuando me pierdo, de él tomo posesión,
cierro los ojos y tú me prestas atención.
Al poco, relajo los latidos de mi corazón,
al sentir cerca, de nuevo, tu respiración.
Sí, ya no está vacío tu viejo y negro sillón
ni de huérfana, tiene mi vida sensación.

miércoles, 29 de agosto de 2012

En blanco&negro, amor...

Tú eres música y yo, canción.

Juntos, jadeos y latidos.

Alegre melodía estando unidos,

baile eterno en el corazón.

sábado, 25 de agosto de 2012

Tal día como hoy...

Corría el año 1978, tal día como hoy, un 25 de agosto, cuando llegaste al mundo. Te pusimos Carolina por nombre pero todo el mundo te llamaba Carol. A mí me gustaba llamarte, aún hoy, Caro, porque caro en italiano quiere decir querida/estimada/cariño. Eras una niña encantadora, guapa, lista, simpática y te encantaban los animales. Con apenas tres años, mis amigos te preguntaban cómo era tu padre y tú siempre contestabas lo mismo: Mi padre es chulo, competente y guapetón. Enamorabas a todo el que pasaba por tu vida. Estabas muy unida a mí, al igual que yo a ti. Tenía que salir a escondidas de casa porque te hartabas de llorar si no te llevaba conmigo. Así que, prácticamente ibas a todos lados conmigo, al trabajo, a la piscina, hasta te llevaba conmigo cuando salía con mis amigos, a los que también les tenía conquistado el corazón. En feria te marcabas cientos de sevillanas conmigo, no tenías hartura. La cosa llegaba a tal extremo que hasta una vez, en La Barrosa, te tuvimos que llevar a Urgencias por una herida infectada que tenías en el dedo gordo del pie. Te tenían que abrir el dedo para poder sanearte la tremenda infección que tenías. No hubo manera de meterte mano y la liaste bien gorda, a tal punto, que el mismo médico, en persona, tuvo que salir a pedirme que pasara contigo. Sólo así te sometiste al bisturí, sin ni siquiera anestesia, sin rechistar, al estar asida a mi dedo. Tú nunca me dabas la mano cuando paseábamos, no, tú te asías con fuerza a mi dedo corazón, como si temieras perderme. Esta costumbre llegaba a tal punto que, incluso para dormirte, tenías que estar sujeta a mi dedo. Cuando te sentía dormida, con sumo cuidado, te soltaba el dedo ya que incluso se me llegaba a dormir el brazo de tenerlo tanto tiempo extendido. Tal como te lo soltaba te despertabas de nuevo y vuelta a empezar. Nunca olvidaré aquellas nocturnas estampas, tu hermana Silvia dormida encima de tu madre, en pleno verano y yo, al lado de mamá, con el brazo dormido, extendido hacia tu pequeña litera para que te pudieras asir a tu dedo salvador. Hoy cumples 34 años, estás casada y tienes dos preciosas niñas, Alba y Esther. Sí, tienes una linda familia y ya, desde hace años, no necesitas sujetarte a mi dedo. Lo que resulta curioso es que, desde que me lo soltaste, el que no duerme y anda perdido sea yo. Lo dicho, cumples 34 años pero sigues siendo mi Caro, así que:



miércoles, 22 de agosto de 2012

...por qué nada te pedía.

No quiero que me mires, quiero mirarte.
No quiero que me oigas, quiero oírte.
No quiero que me beses, quiero besarte.
No quiero que me acaricies, quiero acariciarte.
No quiero que me bailes, quiero bailarte.
No quiero que me cabalgues, quiero navegarte.
No quiero que me suspires, quiero alientarte.
No quiero que me pidas, quiero pedirte.
Pedirte quiero que estés ahí, para contagiarte
todo lo que quiero, porque no hay nada más
contagioso que el amor que te siento.
Cuando por fin estés contaminada podrás
comprender el porqué quería mirarte, oírte,
besarte, acariciarte, bailarte, navegarte y,
sobre todo, entenderás por qué nada te pedía.

martes, 21 de agosto de 2012

Si alguna vez...

Si alguna vez sientes que nuestro barco se hunde. Si alguna vez incluso llegas a sentir el agua en los pies. Si alguna vez compruebas que, efectivamente, nuestro barco ya está casi hundido.  Recuerda entonces que aún nos quedan los salvavidas. Si por un casual perdemos éstos, me encantaría pasear contigo, asidas nuestras manos, por el fondo del mar. Amor, permítete dudar sólo de tus propias dudas.

jueves, 16 de agosto de 2012

Un quince de agosto, no cualquiera

Por el simple hecho de haber podido contemplar la pasada noche el feliz brillo de tus ojos. Por el simple hecho de haber podido saborear tu radiante y serena felicidad. Por el simple hecho de que lo hayas compartido conmigo. Por el abrazo y las palabras no dichas. Por todo, me siento orgulloso de estar pasando por tu vida y feliz porque tu vida, me está pasando.
Así de simple todo.