Si alguna vez sientes que nuestro barco se hunde. Si alguna vez incluso llegas a sentir el agua en los pies. Si alguna vez compruebas que, efectivamente, nuestro barco ya está casi hundido. Recuerda entonces que aún nos quedan los salvavidas. Si por un casual perdemos éstos, me encantaría pasear contigo, asidas nuestras manos, por el fondo del mar. Amor, permítete dudar sólo de tus propias dudas.
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