La música suena desganada, ausente y triste. Mis oídos arañan ausencias mientras mis ojos se pierden en el cielo nocturno. Mi voz se agarra con fuerza a la garganta, tratando en intento vano, de esquivar tu nombre. Me acuerdo del mar, del sonido de sus ondas, de la soledad de la arena en la oscuridad. Te imagino paseando por la orilla, con la sonrisa perdida, mirando la inmensidad. Te siento desganada, ausente y triste. Mis versos, sin música, huérfanos de ti, echan a volar…
1 comentario:
Siempre me gustará leerle.
Publicar un comentario