Una vez más diré que no creo en los lazos de sangre, ni en los cepos tampoco.... Para mí la sangre es como el aire, todos lo respiramos, el mismo siempre, lo compartimos. Tampoco creo aquello de que la unión hace la fuerza, para que haya unión debe haber cercanía y éso es lo que hace la fuerza, la cercanía... Por eso ningún lazo de sangre puede destrozar una locomotora. En cambio, un tren de cercanías sí que puede destrozar miles de lazos de sangre.
¡Viajeros al tren!
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