Los poetas nunca dejan de escribir y cuando lo hacen no es, la mayoría de las veces, porque lo hayan abandonado las musas. Normalmente se escribe sobre algo que se ha vivido o que gustaría vivir. A veces se necesita descansar y dedicarse, simplemente, a vivir la poesía, disfrutándola o padeciéndola. Al final, sin remedio, llega al papel...
No se debe inventar la poesía ni escribir por encargo.
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