Cetrero,
certero y cuatrero de sonrisas. Amante de la Naturaleza, domador de
huertos. Artista autodidacta entre fogones, pintor de cristales y del
Madrid forofo. Toda su fortuna la guarda en el mismo banco, el que
tiene a la entrada de su casa, donde salta, en un pispás, la buena
tertulia. Tan feliz con una loncha de jamón como con una rodaje de
tomate, pero que no falte nunca algo para mojar el gaznate. Qué
tendrás Manué que hasta los animales salvajes buscan refugio bajo
tus protectoras alas. Amas la libertad al punto de compartirla. No le
debes pleitesía a nadie y tampoco dejas que te la deban a ti. Te
gusta vestir con simpleza pero para tus sentimientos siempre calzas
la mejor pieza, al voleo te vistes y te desnudas. Manué loco y
reloco, sarcástico y mordaz, inteligente y raro. El rey del aro
aro... Moneda de una sola cara, la que se ve. Te admiro y te aprecio
porque te muestras sin ambages tal como eres. Sólo decir, que el que
no quiere ar Manué, ¡No quiere a su mare!
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