Ya se acabó la Semana Santa. Ya no hay que rezar en voz alta para que nos vea la gente. Ni hacer el hipócrita cargando un cirio o una cruz. Ni procesionar descalzos cuando tenemos en casa diez pares de "Martinellis". Ya podemos volver a putear al personal como hacemos todo el año sin recato. Yo, para no perder la costumbre seguiré
¡CRUCIFICANDO AR XABES!
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