A ti que me robaste la felicidad, la tranquilidad y la pasión. Sí, a ti. ¿Por qué no me robas también ahora el dolor, la rabia y el frío desencanto? ¿Sabes? hay algo que no me podrás robar nunca y es el ODIO que me regalaste. Ya sabes aquello de:
Lo que se da no se quita.
1 comentario:
Puede que sea el peor de todos los ladrones... el de los sentimientos!
Se los lleva y jamás los regresa...
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