Sí, este verano el mar no sonará igual, no se oirá el madrugador grito del pavo real ni las tórtolas arrullarán tu dormitar ni el sol pintará tu piel junto a la mía. No podré observarte mientras nadas desde los escalones de tu querida piscina. No tendré tu cómplice risa en el puerto bajo el sabor de nuestros gelattos ni tu simpático caminar entre ambulantes puestos del paseo marítimo. No me podré relajar mientras observo cómo lees ensimismada. No podré navegar en tus silencios ni bailar en tu sonrisa. No podré saborear la belleza de un mojito ni tu cara de niña traviesa ante un puñado de cositas buenas. Sí, será muy diferente. O quizás sea aún peor. Quizás ni siquiera sea.
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