Inmenso mar el que nos separa. Un mar encrespado, de millones de lágrimas lleno. Un mar habitado por extraños y diabólicos seres rebosando resabio y malas artes. No sé qué haces tú pero yo por su orilla paseo a todas horas. Al amanecer para otear el horizonte en busca de alguna señal tuya. En los atardeceres, buscando el color del sol que promete que mañana nacerá una nueva esperanza. De tanta pena y malos rollos el mar se convirtió en insalvable océano. Yo, pese a venirme abajo miles de veces, muchas más me digo que merece la pena tu amor y, por muy bravo que esté ese mar, me lanzaré a cruzarlo en una humilde carabela emulando al marino genovés. Sólo una cosa me diferencia de él, él descubrió un nuevo mundo tras dura batalla con el mar. Yo lucharé con una mar mucho más canalla si cabe y no espero encontrar un mundo nuevo. Mi sueño es encontrar el mundo que perdí, tu mundo, nuestro mundo.
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