Al igual que el amigo Alonso Quijano mi vida ha sido quijotesca. Me dediqué a luchar contra gigantes molinos y toda clase de injusticias. Todo por tratar de conquistar y proteger a mi Dulcinea. Me llevé gran parte de los palos ofrecidos por las circunstancias. Ni él ni yo estábamos locos, aunque ambos leyéramos en demasía. Tampoco nos volvió locos los golpes recibidos. Nos volvió locos la emperatriz de La Mancha. Toda nuestra lucha fue gratuita. Lo que no cuenta la historia es el verdadero final. Yo me quedé con la mancha, Sancho perdió la panza y se hizo amante de Dulcinea. Menos mal que al menos me queda Rocinante.
Fdo.: El caballero de la triste cordura.
1 comentario:
Y la lanza, la lanzaa.. y un ingenio que para sí quisieran todos los Sanchos del universo.
Mientras le quede su Rocinante y la capacidad de trasladar a la realidad los valores y el encanto de un mundo más clemente y bello ..¿qué falta le hacen los Panza obsesionados con atracones y dinero y las Dulcineas de "oño" inquieto ?
Nieguese a recuperar la cordura y soporte que le llamen loko con estoica indiferencia los que sólo gustan de esta realidad zafia , que allí en su otro mundo no le faltarán castillos , batallas , pasión, proyectos y damas .
Salud !!
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