Tengo flores que, a escondidas, riego todas la noches.
Ellas no lo saben, pero mi memoria las huele en la oscuridad.
Los raíles cruzan mi espacio, silenciosos, en recta línea,
perdiéndose en el infinito, entre nubes atormentadas.
Mis preciosas flores temen al tren, les asusta el ruido,
pero no se dan cuenta que soy yo el maquinista,
que nada deben temer, que son mis lágrimas
las que todas las noches les doy de beber.
A oscuras, en mi jardín, cruzad la puerta,
os espero, en vía muerta...
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