Si alguna vez olvido quien soy, por favor, encendedme el sonido de las olas. Susurradme al oído una puesta de sol. Silbadme el color de la sierra. Cuando veáis que se me pinta una sonrisa, abrazadme mientras me ponéis un lápiz en la boca, y un micrófono en la oreja...
Seguro que os reconoceré.
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