Llegué a esta tierra un frío y lluvioso día de invierno.
Lo hice descalzo y medio desnudo. Triste, muy triste.
Me crucé contigo y me calzaste con tu esperanza.
Me abrigaste con tu sonrisa y me diste calor con tu
mirada. Desde entonces comprendo el porqué de
tanto calor en Córdoba. Porque irradias amor por
todos tus poros.
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