Ayer mientras paseaba una vez más con la mirada desprendida al suelo, ayer, vi algo que me llamó la atención. Me agaché para observar mejor. Lo que en principio parecía una gota de rocío resultó ser una lágrima. La cogí y la deposité temblorosa en la palma de mi mano. Parecía muy triste y le pregunté qué le pasaba y por qué estaba en el suelo. Ella me contestó que era parte de un llanto brotado de unos desconocidos ojos. Le dije que no se preocupara que le ayudaría a encontrar su dueño. Anduve casi todo el día buscando los ojos que habían perdido aquella lágrima. No hubo manera de dar con ellos. No tenía más tiempo para seguir buscando, tenía que volver a casa, pero tampoco era capaz de abandonar a mi nueva amiga. No quería ni pensar que aquella desdichada tuviera que pasar una noche más tirada en el suelo, triste, muy triste. Decidí en el último momento llevármela conmigo a casa. La he puesto en un platillo al lado de mi mesa. Ahora descansa tranquila mientras yo escribo estas líneas, con esa tranquilidad que se suele tener al saber que no estás solo. Sé que a estas alturas es imposible que encuentre a su dueña/o. Pero también sé que esa lágrima fruto de un llanto triste no saldrá de mi casa hasta que se convierta en una lágrima de alegría. Mientras tanto, tengo una nueva amiga que le hará buena compañía a mis propias lágrimas.
3 comentarios:
He perdido muchas, sin embargo mo creo que esa sea mía.
Que se realice pronto esa mutación.
¡Muy bonito MAESTRO!
¡Qué bello sr kalifa !
Ya nadie se agacha a recoger lágrimas vagabundas o perdidas .
La vida nos lleva a toda velocidad y casi que ni reparamos en las cositas que las almas se van dejando por los suelos .
¿Cómo habrá acabado ahí ? ¿ Cuánto tiempo llevaría sola ?
¿ Cómo supo que la lágrima lloraba?
¡Qué bello , qué bonito que la recogiera cuando aún seguía con vida !
Si una lágrima encontrada la tratas con esa sensibilidad, habrá que ver el día que aparezca su dueñ@
Beso,
Aro
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