sábado, 21 de enero de 2012

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Decía mi padre que no hay quinto malo. Pues no se puede tener un vacío más lleno o estar tan lleno de vacío.

1 comentario:

EME dijo...

Cuando hay futbol no existo.
Es como si no diera para mucho.
Lo normal es que la noche caiga en brazos de la noche y el silencio tome tintes de ocasión perdida, de tiempo desperdiciado, de derramamiento de una hacia sí misma.
Cuando hay futbol no basta con imaginar qué pasaría si una no se limitara a querer algo.
No hay movimiento , no hay inquietud ni fuego callado , hay ojos perdidos , ojos sin mirada,
resignación y sosería.
Hay claudicación, es como si comprendieramos que no hay que esperar que ocurra mucho, que cada cual tendrá su rincón y un "me conformo".
Cuando hay futbol si me divierto o sufro , siempre resulta que no es para tanto.
Cuando juega tu equipo favorito no nos pasa nada especial, ni falta que hace.